"Génesis del Sentir" representa un momento primordial: el nacimiento de la emoción. El cuerpo, abierto y fragmentado, se convierte en un receptáculo que libera la fuerza interior más allá de lo racional. La luz que surge de él no ilumina desde fuera, sino desde adentro, revelando la potencia de lo emocional en su estado más puro.
Las esferas suspendidas en el espacio simbolizan las ideas y sentimientos en gestación, aún sin forma definitiva, pero cargados de energía creadora. El entorno astral sitúa la escena en un plano divino, donde lo humano se funde con lo universal, recordando que cada emoción es irrepetible y única en su existencia.
Finalmente, el umbral en la parte inferior sugiere que toda emoción es también una puerta hacia lo íntimo y lo personal, accesible solo para quien la experimenta. La obra no pretende ofrecer respuestas racionales, sino despertar en el espectador el reconocimiento de su propia génesis interior.
